Hace unos años, descubré a un programa de televisión que se llama La Oficina. Yo habría escuchado que ese programa era muy cómico y sabía que uno de mis actores favoritos, Steve Carell, estaba en este programa y por eso, decidí a tratarlo. Yo se enamoré de este programa al instante. Yo miraba a todos las temporadas del programa, pero por hache o por be, no mirabalo cuando la temporada nueva estaba en directo en la televisión, y por eso, olvidélo. Pero, hace unos meses, mi familia se suscribió a Netflix. En Netflix, puede mirar unos programas y películas en directo en su computadora y por casualidad, La Oficina es uno de los programas speciales. Por eso, durante mis vacaciones, habría estado obsesionada de La Oficina (con mi hermana y mi papá también).
Pienso que yo amo a La Oficina porque los personajes tienen mucho personalidad. El jefe, Michael, piensa que puede hacer cualquier cosa él quiere y por eso, él cocina confabulaciónes locos para sus emplejos (de ahí, las ideas para los episodios). Pam, la secretaria, y Jim, un emplejo, disfrutan en gastando unas bromas en Dwight, el aspirado y el crédulo de la oficina. Basicamente, en esa oficina, todo vale, y por eso, nunca hay un momento aburrido en ese programa.
Alguien que le gusta reír debe mirar ese programa.
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